El Arte de Volar y el Ala Rota: un sentido homenaje a los padres de una generación

Esta podría ser la vida de nuestro padre o de nuestro abuelo, pero es la vida de Antonio Altarriba. Un hombre que empezó con la búsqueda de su verdadero lugar en un abatido entorno rural de vecinos apáticos, implicado en la lucha durante la guerra civil y reprimido por la posterior etapa franquista.  

Esta podría ser la vida de nuestra madre o de nuestra abuela, pero es la vida de Petra Ordóñez. Una mujer, que de nacimiento, fue acusada por su padre de ser la fuente del mayor mal que había ocurrido y que una vez desahuciada, tuvo que luchar a contracorriente para demostrar que tenía un corazón excepcional y que en tiempos duros, a pesar de padecer de una invalidez física de nacimiento, nada la impediría a seguir volando.

Ambas historias son biográficas e independientes entre sí. Para hacernos una idea aproximada, y teniendo en cuenta que aportan distintas historias y enfoques, se podría considerar que responden a un perfil similar a Maus de Art Spielgelman: biografía de progenitores escrita por su hijo, con un peso específico en la época fascista e ilustrado a través de un dibujo en blanco y negro que le dota de mayor profundidad.   

 

Suceden en varios escenarios y aunque la dictadura es importante en las vidas de los padres del autor, los dos cómics exponen lo que representaba gran parte de la vida de la España del siglo XX. De aquellas personas "invisibles", que a pesar de no gozar de una placa en una calle, han sido los que a base de trabajo, sacrificios y de mucha valentía, han conseguido el porvenir de sus hijos soportando todas las deficiencias del país:  escasa formación educativa, duras condiciones laborales, abusos de violencia machista, etc.
 
El Arte de Volar fue la primera en publicarse, concretamente en el año 2009. Antonio Altarriba quiso rendir homenaje a la vida de su padre, posiblemente motivado por su vida agitada e intensa. Bien es cierto, y así lo reconoce el propio autor, que la posición de su madre quedó como una figura oculta y negativa, y a modo de "disculpa" quiso homenajearla. Personalmente creo que hubiese sido injusto que la vida de Petra Ordoñez quedara en el olvido, pues es tan buena como el Arte de Volar. Pero tampoco es necesario ninguna corrección de la anterior obra, pues la imagen de cada cómic se ciñe exclusivamente a su personaje principal, y sus percepciones (sean buenas o malas) se conservan para vislumbrar y escudriñar sus distintas visiones, teniendo en cuenta sus orígenes y personalidades.


 
Una vez leído el Arte de Volar, y nada tiene que ver con la calidad de la obra, me surgió un dilema que reapareció al finalizar el Ala Rota. Poniéndonos en la piel del autor, teniendo en cuenta el lugar que ocupa como hijo de protagonistas y que, obviamente, existe un estrecho vínculo afectivo, creo que ha debido realizar un gran ejercicio de reflexión para poder gestionar sus sentimientos de juicio de moral, producidas a la hora de narrar acontecimientos íntimos o situaciones embarazosas de sus padres: sexo, pobreza, religión... En ambos cómics, hay un firme propósito en hacer un retrato de la vida que incluye todo aquello que les hacen ser personas reales, con sus aciertos y desaciertos, con su causa y efecto. Y para lograr plasmar a la vez, los momentos crudos y cálidos de sus vidas, ha debido de canalizar de forma justa y arbitraria los sentimientos de pudor o rechazo, para que no prevalezca un prisma determinado que impida o limite la fidelidad de los hechos y ante todo, la esencia de las obras. Por esta parte ha sido muy valiente.


El resultado es magnífico. La historia transcurre con absoluta naturalidad. Todo fluye a través de un respeto y una delicadeza entrañable. Y al final, tanto Antonio como Petra, los acabamos viendo muy de cerca, como si los conociéramos de toda la vida. Ilustrado por Kim (dibujante de El Jueves y autor de "Martínez el Facha") que se caracteriza por un dibujo de apariencia simple, pero con una compleja composición de detalles y bien decorado que aporta mucha vitalidad. Se aprecia un grandísimo trabajo hecho con mucho mimo.


Tanto El Arte de Volar como El Ala Rota es una declaración de amor a la vida y a la esperanza. Emocionantes novelas gráficas que empiezan a través de un recorrido hacia la  lucha por los sueños y acaban con la soledad e incomprensión de la vejez: una pequeña colección digna de leer.

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