The Leftovers: Una odisea del existencialismo

Lo que viene a continuación no es un spoiler, son los tres primeros minutos del primer capítulo de la serie. En esta escena veremos como una madre acompañada de su bebé, que no para de llorar, hace la colada en una lavandería mientras atiende al teléfono. Y una vez finalizado, cuando se dispone a arrancar el coche, con su hijo en el asiento de atrás, hay un momento en que deja de llorar. Cuando la madre se vuelve para ver qué ha pasado, el niño ya no está. Su madre empieza a gritarle, a buscarle,... Como el resto de las personas que pasaban por allí, que también gritaban a su madre, a su hermano o al amigo que hasta hacía unos instantes estaban allí, en compañía. Muchas personas no entienden qué tipo de tragedia acababa de suceder. Solamente que, sin causa aparente, muchas personas habían desaparecido por arte de magia.

He de reconocer que una vez visto los dos primeros capítulos, fue toda una decepción descubrir que la serie no tenía ninguna intención en esforzarse en desentrañar el misterio de la desaparición repentina y simultanea de millones de personas de todo el mundo. Al leer la sinopsis, donde es fácil identificar elementos tan básicos del género fantástico como el misterio, los fenómenos paranormales, etc. La expectativa me jugó una mala pasada al ver que iba hacia otro camino radicalmente distinto. Tuve que apoyarme en opiniones de otros espectadores para reconducir la forma de visionar la serie. Y pasados unos capítulos, mi percepción pasó a ser como un prisma dispersivo, que al igual que un rayo de luz se descompone en un reflectivo arcoíris de múltiples colores, en este caso me percaté como un 2% de la desaparición mundial conlleva a una compleja y fragmentada situación en la búsqueda de nuevas creencias, en el deseo a un necesitado reencuentro irreemplazable, a la loca desesperación por hallar respuestas imposibles, en aferrarse a cualquier tipo de remedio espiritual para sanar heridas, etc. 

 

The Leftovers no merece, por tanto, decir que "va de esto" o "de aquello", puesto que está sujeta a una interpretación de múltiples perspectivas. Dicho de otra manera: cada espectador verá aquello que quiere ver. Esto es fruto de la ambigüedad con la que se desarrolla constantemente los temas más universales. Los más pragmáticos verán cierta locura colectiva originada por traumas psicológicos e, incluso, como una forma de hacer las cosas: un salvoconducto para dar significado a lo inexplicable. Los más creyentes verán un reto que está por encima de la humanidad, de la razón, un acto espiritual, que solo aquellos con la suficiente valentía y entrega a la fe, serán capaces de vislumbrar su cometido para encontrar la salvación eterna. Esta dualidad estará en constante conflicto en cada uno de los personajes, transcurriendo sucesivas situaciones, que tanto a ellos como a nosotros, en algún momento tambaleará los cimientos que sostienen nuestras creencias.

Con un abanico de múltiples referencias religiosas, que tanto creyentes como conocedores de la teología tienen la oportunidad de escudriñar y disfrutar con el descubrimiento de ciertos paralelismos con los preceptos sagrados del cristianismo y, posiblemente, de otras disciplinas religiosas. Pero para los más científicos o ateos no os asustéis. Disfrutaréis de la serie viendo la naturaleza del comportamiento humano ante situaciones desconocidas, e, incluso, también se puede ver cómo guarda paralelismo con la historia de nuestra civilización, en torno a como un hecho converge en una ruptura y en un punto de partida para la consiguiente formación de distintos grupos sociales. The Leftovers da una de cal y otra de arena y, en mi caso, esto tiene un grandísimo mérito de difícil ejecución. Un valor que para algunos les resultará una trama extraña, sin una orientación muy clara. Un consejo y, quizás, requisito imprescindible: dejaros llevar por esta odisea, la gozaréis.


Si nos acercamos hacia la parte más técnica, no puedo evitar hablar primero de la banda sonora. Los instrumentos que más aparecen, como el piano y el violín, nos suele llevar por la melancolía y el desgarro. En todo caso, la música te acompañará durante y después del visionado, pues está en plena simbiosis con la serie transmitiendo con integridad los momentos más cruciales. Generalmente, los temas tienen un cierto aire místico, pero cuando se atañe a un momento específico como un dolor, una desesperación, un consuelo,... No es necesario que las palabras nos digan cómo se sienten los personajes o que nos describa con detalle qué está sucediendo: hay momentos en que tengo la impresión de que la banda sonora es, por sí sola, una poderosa narradora. El maestro se llama Max Richter, un compositor que también lo podemos encontrar en una colaboración reciente con la película La Llegada

A nivel interpretativo he descubierto a Justin Theroux que hace el papel de Kevin Garvey, un policía desesperado que a primera instancia, debe de afrontar con la nueva complejidad social que sufre la ciudad, además de lidiar con sus propios problemas personales y familiares. Comparte protagonismo con Carrie Coon, otro descubrimiento que interpreta a Nora Durst, que ésta en particular, hay también una evolución en su personaje y que, en mi caso, me gana a los pocos capítulos. Ambos forman una pareja interesante por cómo se apoyan y afrontan, sobre todo en solitario, sus miedos más profundos. The Leftovers es una serie bastante coral y, como no, sería injusto no mencionar al resto del reparto, que también comparte protagonismo. Muy resumidamente destaco a Cristopher Ecclestone donde el antiguo Dr. Who lo veremos hacer de un pastor muy entrañable, la torturadora Ann Dowd en un complejo papel que pasa de líder de una secta a una especie de subconsciente, a la bella Margaret Qualley, al ingenioso y veterano Scott Glenn y a la descarrilada Amy Brenneman.



The Leftovers es misterio, pero sobre nosotros mismos, nuestro lugar en el mundo. Sobre la verdadera naturaleza de nuestra identidad y si ésta corresponde con nuestros actos. Esto puede recordar, con menos acción y pirotecnia paranormal, a la serie de Perdidos, donde los personajes en forma de almas perdidas, también se ven envueltos en un misterio que no logran entender, esforzándose en capturar y reinterpretar cualquier tipo de señal con el riesgo de que todo sea producto de la desesperada imaginación. En este caso, con todo el valor que tiene la obra de J.J. Abrams, The Leftovers es, quizás, más honesta.

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